12 de Mayo
La gente suele pensar que el amor es el sentimiento más poderoso. De
él hablan siempre las canciones, los libros y siempre se sobrepone en
las películas. Dicen que es lo que te da cuerda en la vida. Pero, ¿y la
amistad? Eso que te pule día a día para ser mejor persona, esos amigos
que te barnizan para que siempre estés dispuesto a reir con ellos y, más
importante aún, que te arreglan sin importar el precio cuando se te
rompen las agujas.
La amistad es como un sueño: te sientes volar
sobre las nubes. Esperas que termine, esperas despertar, pero nada de
eso ocurre. Y cuando crees que tu fantasía durará para siempre, de
pronto y sin aviso, termina. Y te encuentras ahí, en tu cama, en mitad
de la noche oscura. Pero no lo olvidas. Sientes algo en el pecho, algo
que te impide volver a dormir de nuevo y tener un sueño aun más
perfecto. Porque sabes que no habrá uno mejor, porque no puedes
olvidarlo y porque sabes que nunca más podrás volver a él.
La
amistad está infravalorada. La gente suele pensar que es algo pasajero,
que no marca tu vida, que serán siempre secundarios en la película de tu
historia. Que no hay que atarlos. Porque, si lo haces, te conviertes en
una mala persona, celosa, manipuladora. Algo prohíbido en el amor y tan
obligado en la amistad. Pero no saben lo que pasará después. ¿Y si tu
amigo encuentra a otra persona? ¿Y si, poco a poco, se olvida de ti?
Entonces, te arrepentirás de todo. Tres no es un buen número. Dos sí.
Dos asientos juntos en un autobús, dos personas para jugar a cualquier
cosa. Tal vez, si son tres buenas personas y las tres se quieren igual,
sí funcione. Pero no puedo hablar de eso porque no he tenido esa
experiencia. Lo que he vivido es la elección de una amiga. Mirar a ambos
lados. Y, por último, acercarse a la otra. A esa persona que ha
dedicado los últimos meses a excluirme, a fingir ser una persona que no
es para poder estar con ella, mirarme mal cada vez que estaba a
mi lado. Pero yo no puedo competir con eso, no quiero competir con eso,
porque yo soy quien soy y no quiero cambiar, porque esos son mis
principios.
Y entonces yo pasaré de ser la celosa a la víctima.
Dicho así, parece Karma. Pero, en realidad, son consecuencias. Porque
ella es la feliz, la que ríe, y yo soy la que sufre. Porque un día dejó
de hablarme. Porque no supo apreciarme como soy. Porque nunca fue capaz
de sacrificarse por otra persona, y yo soy la persona a la que utilizó
no queriéndome como amiga, sino usándome para entretenerla y reirme de
sus bromas. Porque, cuándo el goteo de todos estos problemas colmó el
vaso, ella se refugió en la otra tras tirármelo a la cara y yo fui la
que se quedó sola.
Y, poco antes del amanecer, después de pasar
horas intentando sacarla de mi cabeza, intentando odiarla por lo que
hizo, cerraré los ojos y lloraré. Y no me sentiré débil ni tonta. Ya no.
Porque desde hace meses se ha convertido en una costumbre.
¡Bienvenido! Esto es un sitio para pensar acerca de las cosas... Y también encontrarás mi libro ;)
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Persona normal, lector y escritor. Encontraréis mi libro en esta sección. Se llama El don de los sueños y espero que os guste. También encontraréis información sobre él en Anexo de El don de los sueños, algunas de mis reflexiones en Mi vida, mier** dia a dia, y algunas recomendaciones en Libros gominolosos y Series y pelis que merecieron la pena.
Si te gusta esto, sígueme en mi twitter: @S_Daven1
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